miércoles, marzo 28

EL AMOR VERDADERO NO PIDE RECOMPENSA

JONEYED Y EL BARBERO


El santo Joneyed acudió a La Meca vestido de mendigo. Estando allí, vio cómo un barbero afeitaba a un hombre rico. Al pedirle al barbero que le afeitara a èl, el barbero dejó inmediatamente al hombre rico y se puso a afeitar a Joneyed. Y al acabar no quiso cobrarle. En realidad, lo que hizo fue dar ademas a Joneyed una limosna.

Joneyed quedo tan impresionado que decidió dar al barbero todas las limosnas que pudiera recoger aquel día.

Sucedió que un acaudalado peregrino se acerco a Joneyed y le entregó una bolsa de oro. Joneyed se fue aquella tarde a la barbería y ofreció el oro al barbero.

Pero el barbero le gritó: "¿ Qué clase de santo eres?. ¿No te da vergüenza pretender pagar un servicio hecho con amor?".



ANTHONY DE MELLO, El canto del 
pájaro
(Sal Terrae, Santander, 1988, pp. 153-154)



Aveces se oye decir a las personas: "Señor, he hecho mucho por Ti. ¿Que recompensa me vas a dar?"


La grandeza del amor auténtico radica en que su meta es la persona amada, no la recompensa que pueda obtener. Amor condicionado no es amor, es interés, reduce a la persona amada a medio para algún fin. El amor verdadero realza el ser amado, lo considera como algo digno de ser estimado de forma incondicional, absoluta, desligada de todo.






No hay comentarios:

Publicar un comentario