domingo, abril 1

LA AMISTAD ES MAS QUE BENEVOLENCIA



Ser benévolo con otra persona contribuye a la decisión de iniciar un proceso de amistad. Esta implica una forma de unidad profunda que es todo un campo de juego común, un ámbito de convivencia en el cual se supera la escisión entre el dentro y el fuera, el aquí y el allí. Los amigos verdaderos son seres distintos pero no distantes, ni externos o extraños.
Parece, pues, que el malo no tiene disposiciones amistosas ni siquiera respecto de sí mismo porque no tiene nada amable. Por consiguiente, si el hallarse en esas condiciones es una enorme desgracia, debemos tender con todas nuestras fuerzas a evitar la maldad y hemos de procurar ser buenos, porque de esta manera no sólo podremos tener disposiciones amistosas respecto de nosotros mismos, sino que podremos llegar a ser amigos de otros.


La benevolencia se parece al sentimiento amistoso, pero no es ciertamente amistad, ella se da incluso hacia personas que no conocemos y pasa inadvertida, y la amistad no. Tampoco es afecto, porque no tiene la tensión ni el deseo que acompañan al afecto. Ademas, el afecto se produce con el trato, y la benevolencia puede surgir de repente, como ocurre en los certámenes. Sin embargo, parece que la benevolencia es el principio de la amistad, así como el placer visual lo es del amor, porque nadie ama si antes no ha gozado con la forma visible del ser amado, pero el que se complace con la forma que ve no ama mas por ello, sino solo cuando desea al ausente y anhela su presencia. 





De la misma manera, tampoco es posible ser amigos sin haber sentido benevolencia, pero los que la sienten no por eso quieren mas, porque únicamente desean el bien de aquellos para quienes tienen benevolencia, pero no harían nada con ellos ni se tomarian ninguna molestia por ellos. Por eso, de una manera traslaticia, podría decirse que la benevolencia es amistad inactiva que, en el transcurso del tiempo y llegada al trato, se convierte en amistad, pero no en amistad por interés o por placer, puesto que tampoco la benevolencia obedece a estas causas. El que ha sido favorecido otorga su benevolencia a cambio de lo que recibió y al hacerlo obra justamente; pero el que quiere hacer bien a alguien pensando ser después prosperado gracias a aquel, no parece que tiene benevolencia hacia él, sino mas bien hacia sí mismo, así como tampoco es su amigo, si le sirve con vistas a alguna utilidad. En general, la benevolencia surge  por alguna virtud y bondad cuando una persona nos parece noble o algo semejante.