PARA MI SOÑADORA PRINCESA
lunes, agosto 27
LIBERTAD
La Libertad es un deseado bien que constituye una llamada a la responsabilidad, a tomar las riendas del propio destino. Por eso me parece fundamental e indispensable en la vida.
La libertad es la tierra del hombre. No sé de otra. Pero su ejercicio es amable y explosivo a la vez; difícil de prevalecer sin grave riesgo para ella o para nosotros. Y, sin embargo, ni la libertad sin el hombre sirve para nada, ni el hombre sin la libertad: sólo en función de ella podremos, en esta vida y en otra, ser condenados o salvados, es decir, responsables. Y la responsabilidad es medular en el hombre, lo que nos diferencia de otras criaturas.
Los crímenes más claros son el que da la muerte y el que arrebata la libertad. Más inhumano aún el segundo, que enjaula a la esperanza. Nada mas triste que la falsa vida.
Asesino pues, quien dispara contra la libertad. Pero suicida quien se resigna, sin morir en la brega, a que se le esclavice. Por muy absolutas que sean las fuerzas opresoras, ni un solo hombre puede abdicar de su derecho a elegir, ni de su responsabilidad por haber elegido. Esa palpitación, ese peligro, esa gloriosa dificultad es lo que nos defiende.
Alguien dijo que quedarse solos es el primer riesgo de ser libres. Pero, ¿está solo quien conoce la razón de su lucha, la meta de su lucha; quien sabe que, donde lata un corazón humano, se levantará frágil, quebradizo y osado el verde retoño de la libertad?
domingo, agosto 26
jueves, agosto 23
RIESGO DE DARSE ESPONTÁNEAMENTE
Cuando obsequio algo valioso (y no me refiero solo a lo material), pongo en práctica el ser generoso, siento que hago una bella acción y, de esta forma le doy calidad a mi vida; pero a la vez, puedo correr el riesgo de que las personas reciban ese obsequio
de forma trivial, de forma banal.
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Ontario-Canadá |
A lo inmenso, a lo grande, a lo maravilloso, a lo hermoso hay
que darle su justo valor y condicionar su entrega al esfuerzo.
¿POR QUE LAS ROSAS TIENEN ESPINAS?
Ha pasado con las rosas lo que con muchas otras plantas, que en un principio fueron plebeyas por su excesivo número y por los sitios donde se las colocara.
Nadie creyera que las rosas, hoy princesas, hayan sido hechas para embellecer los caminos. Y fue así, sin embargo.
Había andado Dios por la tierra disfrazado de romero, todo un caluroso día, y al volver al cielo se le oyó decir:
__Son muy desolados esos caminos de la pobre tierra. El sol castiga y he visto por ellos viajeros que enloquecían de fiebre. Se quejaban las bestias en su ingrato lenguaje y los hombres blasfemaban. Además, ¡qué feos son con sus tapias terrosas y desmoronadas!.
Y los caminos son sagrados, porque unen a los pueblos remotos y porque el hombre va por ellos, en el afán de la vida, henchido de esperanzas si es mercader, con el alma extasiada si es peregrino.
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Eran los rosales por aquel tiempo pomposos y abarcadores; el cultivo y la reproducción repetida hasta lo infinito han atrofiado la antigua exuberancia.
Y los mercaderes y los peregrinos sonrieron cuando los álamos, como un desfile de vírgenes, los miraron pasar, y cuando sacudieron el polvo de sus sandalias bajo los frescos sauces.
Su sonrisa fue felicidad al descubrir el tapiz verde de las murallas, regado de manchas rojas, blancas y amarillas, que eran como una carne perfumada. Las bestias mismas relincharon de alegría. Eleváronse de los caminos, rompiendo la paz del campo, cantos de un extraño misticismo.
La altura defendió a los álamos; las ramas lacias del sauce no tenían atractivo; en cambio, las rosas sí que lo tenían, olorosas como un frasco oriental e indefensas como na niña en la montaña.
Al mes de vida en los caminos, los rosales estaban bárbaramente mutilados y con tres o cuatro rosas heridas.
Las rosas eran mujeres, y no callaron su martirio. La queja fue llevada al Señor. Así hablaron, temblando de ira y más rojas que su hermana, la amapola:
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__Parecen un arrebol y saludan, doblándose, como las reinas de los cuentos.
Y nos arrancó dos gemelas con un gran tallo.
Tras él venía un labriego. Abrió los ojos asombrado, gritando:
__¡Prodigio, la tapia se ha vestido de brocal multicolor, ni más ni menos que una vieja alegre!
Y luego:
__Para la Añuca y su muñeca.
Y sacó seis, de una sola guía, arrastrando la rama entera.
Pasó un viejo peregrino. Miraba de extraño modo: frente y ojos parecían dar luz. Exclamó:
__¡Alabado sea Dios en sus criaturas cándidas! ¡Señor, para ir glorificándote en ella!
Y se llevó a nuestra más bella hermana.
Pasó un pilluelo
__¡Qué comodidad! __dijo__. ¡Flores en el caminito mismo!
Y se alejó con una brazada, cantando por el sendero.
Señor, la vida así no es posible. En días más, las tapias quedarán como antes: nosotras habremos desaparecido.
___¿Y qué queréis?
___¡Defensa! Los hombres escudan sus huertas con púas de espino y zarzas. Algo así puedes realizar con nosotras. Sonrió con tristeza el buen Dios, porque había querido hacer la belleza benévola, y repuso:
__¡Sea! Veo que en muchas cosas tendré que hacer lo mismo. Los hombres me harán poner en mis hechuras hostilidad y daño.
En los rosales se hincharon las cortezas y fueron formándose levantamientos agudos: las espinas.
Y el hombre, injusto siempre, ha dicho después que Dios va borrando la bondad de su creación.
GABRIELA MISTRAL, Desolación
(Espasa-Calpe, Madrid, 1983,
pp. 220-223)
martes, agosto 21
LA FIDELIDAD EN EL AMOR
martes, agosto 14
LA BONDAD Y LA COMPASIÓN
¿Qué es lo que nos une más fuertemente a las personas?
¿El goce o el dolor?
El amor espiritual, nace del dolor, nace de la muerte del amor carnal; nace también del compasivo sentimiento de protección que los padres experimentan ante los hijos desvalidos. Los amantes no llegan a amarse con dejación de sí mismos, con verdadera fusión de sus almas, y no ya de sus cuerpos, sino luego que el mazo poderoso del dolor ha triturado sus corazones remerjiéndolos en un mismo almirez de pena. El amor sensual confundía sus cuerpos, pero separaba sus almas; manteníalas extraña una a otra; mas de ese amor tuvieron un fruto de carne, un hijo. Y este hijo engendrado en muerte enfermó y se murió. Y sucedió que sobre el fruto de fusión carnal y separación o mutuo extrañamiento espiritual, separados y fríos de dolor sus cuerpos, pero confundidas en el dolor sus almas, se dieron los amantes, los padres, un abrazo de desesperación, y nació entonces, de la muerte del hijo de la carne, el verdadero amor espiritual. O bien, roto el lazo de carne que les unía, respiraron con suspiro de liberación. Porque los hombres sólo se aman con amor espiritual cuando han sufrido juntos un mismo dolor, cuando araron durante algún tiempo la tierra pedregosa uncidos al mismo yugo de un dolor común. Entonces se conocieron y se sintieron, y se consintieron en su común miseria, se compadecieron y se amaron. Porque si a los cuerpos les une el goce, úneles a las almas la pena.
MIGUEL DE UNAMUNO,
Del sentimiento trágico de la vida
(Alianza Editorial, Madrid, 1986, p.136)
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Que esta rosa aromatice tu día y lo haga maravilloso |
lunes, agosto 6
LA FALTA DE TERNURA PROVOCA VIOLENCIA
El bebé necesita ser acogido por la madre, el padre y demás familiares. Ese acogimiento funda entre ellos una red afectiva, un ámbito de tutela y amor.
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Esta relación cálida de acogida infunde al niño un sentimiento de confianza incondicional con el entorno.
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La falta de esta relación confiada se traduce a menudo en conductas desajustadas, violentas.
Desafortunadamente, para muchos pequeños, la agresión implacable no es un drama que se desarrolla en la televisión o en el cine, ni siquiera en la calle. Es una realidad que conocen desde su nacimiento y que observan diariamente en sus casas.
Las lecciones, destructivas, que los padres enseñan a sus hijos cuando los maltratan, o cuando permiten que ellos maltraten a otros, configuran una mezcla explosiva que transforma a muchos de nuestros niños en seguros verdugos o víctimas de la crueldad.
Se sabe que el afecto, la tolerancia, la piedad y el apoyo de los padres son los requisitos principales para el desarrollo de la empatía en los menores. La capacidad de reconocer la semejanza entre el sufrimiento de otros y el de uno mismo no se adquiere a no ser que hayamos desarrollado el sentido de la unidad con otros seres humanos a través de relaciones entrañables durante la infancia.
Casi todos los niños son objeto de alguna forma de disciplina o instrucción por parte de los padres o educadores con el fin de hacerlos menos egoístas o agresivos. Pero pienso que mas que un sistema educativo de premios y castigos o de advertencias impregnadas de matices religiosos y morales, el método mas efectivo para fomentar conductas compasivas y tolerantes en la infancia es explicar y razonar con el pequeño cómo sus acciones afectan los sentimientos ajenos.
Nuestro papel de padre o madre no es natural ni fácil. Las cualidades de los buenos progenitores se adquieren y dependen no sólo del temperamento de la persona sino, además, de fórmulas y aptitudes que en su mayoría se aprenden. La educación de los niños es compleja y se extiende más allá de los límites del hogar. Los pequeños forman su colectivo, su propia cultura. Viven en un mundo dinámico, vitalista y repleto de opciones que, para bien o para mal, es independiente del medio familiar y se caracteriza, sobre todo, por el consumismo.
En nuestra sociedad, el sexo y la violencia están peligrosamente enmarañados y confundidos; por eso pienso que la presencia en el hogar de una figura masculina afectuosa, estable y respetuosa hacia la mujer facilita en los pequeños varones la identificación de un modelo masculino justo y racional.
![](https://lh3.googleusercontent.com/blogger_img_proxy/AEn0k_urqisEec7dxSQnTVp6mLroA6oOUPJiujy2Feti1prVMsTtsbThRy2tGKlR0oxhsxSx3iwmVo110z3Et-BmLApXM4AxDXcu6UhM4GO7Hhq_HVhUJ3VBp28LgxoMgvb7AEuYNUkBJg=s0-d)
Podemos hacer que la bondad, la compasión, la generosidad y la empatía broten en nosotros con una extraordinaria facilidad, tan sólo con poner un poquito de estímulo de nuestra parte.
Las lecciones, destructivas, que los padres enseñan a sus hijos cuando los maltratan, o cuando permiten que ellos maltraten a otros, configuran una mezcla explosiva que transforma a muchos de nuestros niños en seguros verdugos o víctimas de la crueldad.
Se sabe que el afecto, la tolerancia, la piedad y el apoyo de los padres son los requisitos principales para el desarrollo de la empatía en los menores. La capacidad de reconocer la semejanza entre el sufrimiento de otros y el de uno mismo no se adquiere a no ser que hayamos desarrollado el sentido de la unidad con otros seres humanos a través de relaciones entrañables durante la infancia.
Casi todos los niños son objeto de alguna forma de disciplina o instrucción por parte de los padres o educadores con el fin de hacerlos menos egoístas o agresivos. Pero pienso que mas que un sistema educativo de premios y castigos o de advertencias impregnadas de matices religiosos y morales, el método mas efectivo para fomentar conductas compasivas y tolerantes en la infancia es explicar y razonar con el pequeño cómo sus acciones afectan los sentimientos ajenos.
Nuestro papel de padre o madre no es natural ni fácil. Las cualidades de los buenos progenitores se adquieren y dependen no sólo del temperamento de la persona sino, además, de fórmulas y aptitudes que en su mayoría se aprenden. La educación de los niños es compleja y se extiende más allá de los límites del hogar. Los pequeños forman su colectivo, su propia cultura. Viven en un mundo dinámico, vitalista y repleto de opciones que, para bien o para mal, es independiente del medio familiar y se caracteriza, sobre todo, por el consumismo.
En nuestra sociedad, el sexo y la violencia están peligrosamente enmarañados y confundidos; por eso pienso que la presencia en el hogar de una figura masculina afectuosa, estable y respetuosa hacia la mujer facilita en los pequeños varones la identificación de un modelo masculino justo y racional.
Podemos hacer que la bondad, la compasión, la generosidad y la empatía broten en nosotros con una extraordinaria facilidad, tan sólo con poner un poquito de estímulo de nuestra parte.
miércoles, agosto 1
REALIDAD DEL MUNDO-VERDAD DEL HOMBRE
Cuantas veces nos hemos topados con calles ciegas; con situaciones que al parecer no tienen salida, con momentos en que se nos exige un esfuerzo que creemos que no somos capaces de dar. Con que frecuencia se nos golpea en lo más hondo de nuestros corazones, cuántas veces debemos soportar los ataques de una sociedad que hará lo que sea para sumirnos en el abismo de la mentira, del odio, de la superficialidad, de los distintos vicios que cercan la esperanza del hombre.
Sin embargo, es en este mundo en el que nos tocó vivir, este mundo que se desarrolla, que se expande, pero que a medida que la ciencia descubre grandes cosas y avances, el sentido del hombre, y de la dignidad humana se va perdiendo. Mientras más comodidades de vida se le da al hombre, con mayor rapidez nos volvemos esclavos de nosotros mismos, de nuestros vicios y placeres
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhaGDSOpaeVRcJe3-l2vSJ3nJKRyzNGpntQal0o3P2hQbb2wQMQ65DEggV5zHIdoJUnRLR-EFmL2I_GTNxH5VVLdYQo0AuxcqyOm1A0TixmR5oPhlzqPIKQfgL9nu-OErJuuKbpz2wSUsPM/s200/408972_2817359156669_1339568550_32526205_493097903_n.jpg)
¿FIN DEL MUNDO?
No, no lo es. Pero el mundo sólo se salvará con la decisión, con la única decisión, la de nosotros a comprometernos a luchar hasta la última gota de sangre a favor de la justicia, del amor, y la libertad.
Ciertamente esta decisión no es algo verbal, es una decisión que nos conducirá por sendas aun más peligrosas, por caminos donde impera la soledad, donde nuestro compromiso será tentado y verdaderamente para seguir nuestro andar debemos sacrificar muchas cosas, a favor de hacer lo correcto y por amor al prójimo.
Nuestra misión en esta era es la de luchar, en ayudar a los demás, es la de aprender todo lo que podamos para poder estar preparados cuando el enfrentamiento sea totalmente abierto. Nuestra misión es, si se requiere, morir peleando, defendiendo al hombre, a sus derechos, y a su dignidad.
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