HAY QUE CONCEDER A LOS HIJOS LA GRACIA DE LA INDEPENDENCIA
Y una mujer que estrecha una criatura contra su seno se acercó y le dijo: Háblanos de los hijos.
"Vuestros hijos no son vuestros hijos.
Son los hijos y las hijas del anhelo de la Vida, ansiosa por perpetuarse.
Por medio de vosotros se conciben, mas no de vosotros.
Y aunque estén a vuestro lado, no os pertenecen.
Podéis darles vuestro amor; no vuestros pensamientos: porque ellos tienen sus propios pensamientos.
Podéis albergar sus cuerpos; no sus almas: porque sus almas habitan en la casa del futuro, cerrada para vosotros, cerrada incluso para vuestros sueños.
Podéis esforzaros por ser como ellos, mas no tratéis de hacerlos como vosotros; porque la vida no retrocede ni se detiene en el ayer.
Sois el arco desde el que vuestros hijos son disparados como flechas vivientes hacia lo lejos.
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GIBRAN JALIL GIBRAN, El profeta, el loco, el vagabundo
(Akal, Madrid, 1985, p. 21)
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